La tormenta que sacude a Chicago Sky no tiene precedentes. Lo que parecía ser una temporada de reconstrucción ahora se ha convertido en un verdadero terremoto dentro del vestuario. Tras semanas de críticas implacables, cuestionamientos constantes y la etiqueta dolorosa de ser “el peor equipo de la liga”, el entrenador Tyler Marsh ha tomado una decisión que nadie vio venir… o tal vez, que muchos temían.

Angel Reese, la jugadora más mediática del equipo, y Camila Cardoso, la torre brasileña que prometía ser la columna vertebral en la pintura, han sido eliminadas directamente de la rotación titular. Y no fue un cambio progresivo, ni una conversación privada cargada de empatía. Fue un corte limpio, seco, casi quirúrgico. La noticia cayó como una bomba dentro del vestuario: absoluto silencio, miradas perdidas, y una tensión en el aire que se podía cortar con un cuchillo.

Todo comenzó horas antes del último entrenamiento. Según fuentes cercanas al equipo, Marsh entró al vestuario, miró a sus jugadoras, y con voz firme, casi sin emociones, soltó la frase que paralizó a todos: “A partir de ahora, Angel y Camila no estarán en la rotación. Es una decisión deportiva. Punto.” No hubo espacio para preguntas. No hubo explicaciones largas. Solo una orden fría que dejó heladas a las dos estrellas del equipo.
Angel Reese, conocida tanto por su actitud desafiante como por su impacto mediático, se quedó en silencio. Ninguna palabra, ningún gesto. Su habitual energía se apagó de golpe. Camila Cardoso, por su parte, apenas levantó la mirada. No hubo protesta. No hubo lágrimas. Solo una aceptación amarga que reflejaba más sorpresa que rabia.
Lo que sucedió después fue incluso más impactante. Durante la práctica, ambas permanecieron sentadas en el banco, mirando en silencio cómo el resto del equipo continuaba con los ejercicios. Ninguna se acercó a hablar con Marsh. Ninguna intentó buscar respuestas. El ambiente se volvió pesado, casi irrespirable. Las demás jugadoras, visiblemente incómodas, intercambiaban miradas cargadas de incomodidad, pero nadie se atrevió a romper ese silencio sepulcral.
Las redes sociales estallaron tan pronto la noticia comenzó a filtrarse. Aficionados divididos, unos defendiendo la decisión del entrenador como un intento desesperado por cambiar la dinámica de un equipo que se hunde sin freno. Otros, completamente indignados, acusan a Marsh de sabotear a sus propias jugadoras y de arruinar el desarrollo de dos de las promesas más importantes de la franquicia.
Analistas deportivos no tardaron en dar su veredicto. Algunos aseguran que es el movimiento más valiente —o temerario— de la temporada. Otros lo catalogan como un suicidio táctico que puede terminar de hundir a un equipo que ya carga con la etiqueta de la vergüenza de la WNBA este año.
Lo cierto es que la presión sobre Chicago Sky es más grande que nunca. La sombra de ser “el peor equipo de la liga” no solo afecta a la directiva, sino que ahora se ha convertido en una herida abierta que sangra dentro del vestuario. Nadie sabe qué pasará con Angel Reese y Camila Cardoso. ¿Será un mensaje temporal? ¿Una forma de sacudir al grupo? ¿O es el inicio de un divorcio definitivo con dos de sus figuras más reconocidas?
Por ahora, lo único claro es que el silencio que reinó en ese vestuario tras la decisión de Tyler Marsh dice más que mil palabras. Y ese silencio, pesado, incómodo y demoledor, podría ser el preludio de una tormenta aún mayor.